Aunque todos sabemos que son dos insectos diferentes, no todos sabemos diferenciarlos. Y lo cierto es que, pese a su aspecto similar, son diferentes tanto en su físico como en su comportamiento y también lo son las consecuencias de sus picaduras.

Avisas y abejas: de qué se alimentan

La doctora Mar Fernández Nieto, especialista en Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez DíazEste enlace se abrirá en una ventana nueva, nos explica que sus similitudes se deben a que ambas especies pertenecen al grupo de insectos llamados himenópteros.

Sin embargo, hay una diferencia que es fundamental y que condiciona su comportamiento: las abejas se alimentan de néctar y polen que recolectan de las flores, y de ahí que su cuerpo esté recubierto de pequeños pelillos que contribuyen a esta recolección, mientras que las avispas son carnívoras. Ahí está la explicación de que se vean atraídas por los platos de comida de nuestra mesa.

¿Cuántas veces hemos recibido la incómoda visita de las avispas cuando estamos comiendo en el exterior? Esas barbacoas, paellas o simples bocatas que tan a menudo disfrutamos en verano al aire libre con frecuencia se ven interrumpidas por estos bichitos que acuden llamados por el olor de lo que para ellos también es comida.

Otra curiosidad es que las avispas se encuentran en los enjambres de barro, en cambio las abejas utilizan cera para formar sus propios paneles de colmenas donde habitan. Sobre el aspecto de estos bichitos, la doctora afirma que "las avispas son negras o marrones y amarillas, mientras que las abejas son de color pardo y dorado".

Avispa en el dedoAvispa en el dedoLa forma del aguijón marca la diferencia entre avispas y abejas

Otra de las diferencias más importantes la marca la forma que tiene su aguijón. En el caso de las avispas, este es liso y form

a parte del aparato reproductor, lo que facilita que entre y salga sin problema, provocando que el insecto pueda picar múltiples veces sin ningún problema.

Totalmente distinta es la superficie del aguijón de las abejas, que presenta salientes a modo de sierra, impidiendo de esta manera que pueda volver a salir libremente. Por esta razón, cuando una abeja pica, pierde el aguijón y muere. Aunque en realidad esto no es del todo cierto…

Una curiosidad: no todas las abejas pican, de hecho, son pocas las que lo hacen. Los machos, por ejemplo, no, y son las obreras las que poseen aguijón y pican, pero no siempre lo pierden. Si el animal en el que clavan el aguijón tiene una piel fina, y este puede salir sin demasiado esfuerzo, el animal lo conserva; pero en el caso de los humanos, el grosor de nuestra piel hace que extraer el aguijón sea imposible, y al intentarlo parte del cuerpo de la abeja se desgarra, siendo esta la verdadera razón de su muerte.

Tratamiento de las picaduras de avispa y abeja

Por lo general, la picadura de avispa no requiere mayores cuidados que lavar bien la zona y estar atentos por si se produjera alguna reacción desmedida, casi siempre de tipo alérgico. En ese caso es necesario acudir a un centro de salud, donde el especialista dará las recomendaciones oportunas.

Sin embargo, cuando una abeja nos clava el aguijón, lo más importante es extraerlo pronto, ya que el veneno sigue introduciéndose en nuestro organismo pese a que el insecto no tenga vida. Lo ideal es que lo haga un profesional sanitario, pero dado que suele ocurrir en entornos alejados, debemos proceder a sacarlo nosotros o las personas con las que nos hallemos.

A la hora de retirar el aguijón, es preferible evitar el uso de pinzas, ya que esto podría causar que el saco del veneno se exprimiera y se inyectara con más rapidez. Lo más adecuado es retirar el aguijón raspando con la uña o con un objeto romo, sin punta, por ejemplo una tarjeta.

Respecto a una posible reacción alérgica a esta picadura, la alergóloga apunta que "entre el 15-25% de la población presenta sensibilización al veneno de avispas o abejas". Por otro lado, aunque se puede tener alergia a ambos bichos, no es algo frecuente.

Por último, cabe destacar que la reacción alérgica a los insectos no es algo genético, sino que se desarrolla con el tiempo y de acuerdo a las picaduras sufridas. Por lo tanto, "si nunca les pica una abeja o avispa, nunca serán alérgicos", aclara la especialista.

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