Precaución con el cloro de las piscinas y sus efectos negativos
Los componentes desinfectantes que se emplean pueden causar problemas respiratorios, irritar los ojos y dañar el pelo y la piel
En pleno verano son pocas las personas que no recurren a un chapuzón en la piscina, bien sea en el destino elegido para ir de vacaciones o en el lugar de residencia, después del trabajo, para refrescarse un poco. Pero todos hemos oído hablar en muchas ocasiones que "el cloro es malo", y es en parte con razón. Esta sustancia fundamental para evitar gérmenes y bacterias en el agua también puede tener un aspecto negativo en la salud como te contamos a continuación.
Relación entre el cloro y "el sarro del nadador" en los dientes
Pocas veces se piensa en cómo influye el agua de la piscina en los dientes. Su consecuencia más común es el llamado "sarro del nadador", que hace que los dientes se amarilleen. Pero ¿por qué ocurre esto?
Álvaro Reuter, especialista en Odontología del Centro Médico Teknon, nos explica que "el pH del agua de las piscinas es ligeramente superior al de nuestra saliva, lo que favorece una mayor acumulación de sarro y cálculo en los dientes de las personas que frecuentan más la piscina".
Pues bien, si no se mantiene una buena higiene dental, el sarro seguirá acumulándose, llegando a manchar los dientes. En el peor de los casos, incluso se pueden inflamar las encías. Por eso, no debes olvidarte de limpiar los dientes en vacaciones. ¡Mantén tu higiene dental a diario!
Así afecta el cloro de la piscina a los ojos
Las conjuntivitis irritativas son la consecuencia más conocida del cloro en los ojos. Sus síntomas más habituales son picor, enrojecimiento, lagrimeo, sensación de tener algo en el ojo e hipersensibilidad a la luz.
En más detalle, el doctor Alberto Vicente López Masegosa, especialista en Oftalmología del Hospital Quirónsalud Cáceres, nos explica que "las conjuntivitis irritativas suelen estar provocadas por un exceso de cloración y la presencia de otras sustancias químicas en el agua, así como por el sol". Cuando los niveles de cloro son incorrectos, pueden causar conjuntivitis de origen vírico o bacteriano.
Si quieres prevenir esta conjuntivitis en verano, es recomendable que utilices gafas para nadar y bucear. También debes evitar el contacto directo del ojo con el agua, así como compartir toallas, ya que esto podría favorecer los contagios. Además, recuerda utilizar gafas de sol adecuadas y extremar precauciones si vas a usar lentillas en la piscina o si tienes el síndrome de ojo seco
Pero, si ya notas los efectos del cloro en los ojos porque te has expuesto demasiado tiempo al agua de la piscina, puedes calmar los síntomas usando suero fisiológico para limpiar los ojos y también aplicar gotas humectantes. Eso sí, ¡no hay que frotar los ojos al salir del agua, que solo empeorará la situación!
El agua de la piscina puede causar tos, pitidos y rinitis
El cloro de las piscinas, que es tan necesario para preservar el agua, puede provocar dificultades respiratorias. De hecho, está demostrado que un exceso de cloro aumenta las posibilidades de que un niño desarrolle síntomas asmáticos.
Este efecto es mayor cuanto más pequeño sea el niño, cuanto más concentrado esté el cloro en el agua y cuanto más tiempo pase dentro de ella. Esto es así debido a que la sustancia más dañina para el sistema respiratorio, la cloramina, se genera por reacción entre el cloro, el agua y los fluidos orgánicos del cuerpo, como sudor, saliva y, especialmente, orina.
Por lo general, los niños más pequeños no nadan bien, sino que chapotean, lo que les hace inhalar y tragar más agua contaminada y, por tanto, se ven más afectados. Con este movimiento en la piscina los productos irritantes que se encuentran en el agua entran en contacto con sus vías aéreas, lo que puede provocar tos, pitidos en el pecho o fatiga respiratoria. Hay que tener en cuenta que esta sustancia puede dañar el epitelio pulmonar y provocar síntomas de asma o, en personas propensas, desencadenar crisis asmáticas.
Además, si hay un exceso de cloro y cloramina, se puede producir una irritación de la mucosa nasal y provocar una rinitis con moqueo constante. En cualquier caso, incluso cuando las cantidades de cloro de las piscinas se encuentran dentro de lo que podemos considerar "niveles normales", si la exposición es muy prolongada, los efectos respiratorios pueden ser los mismos que los anteriormente descritos, por lo que es importante controlar y limitar el tiempo de baño de los más pequeños.
Consejos para evitar los efectos del cloro en la respiración
Disfruta de la piscina sin riesgos siguiendo las siguientes recomendaciones:
- Limita el tiempo que se bañan los niños en la piscina
- Tratar de evitar que traguen agua, aunque en ocasiones sea una misión imposible
- Controla los escapes de orina y emplea pañales adecuados
- Acude a piscinas que cumplan con las medidas de higiene correctas
- Lleva la medicación prescrita para el asma, en caso de que el menor esté diagnosticado, así podrás usarla en caso necesario
¿El cloro de la piscina es malo para el pelo?
Aunque sería necesaria mucha exposición al cloro para que fuera realmente dañino para el cabello, sí puede llegar a secarlo y hacerlo más quebradizo, e incluso puede alterar su color, sobre todo en melenas de color claro.
Si te das una ducha al salir de la piscina, consigues limitar los efectos del cloro en el pelo. También puedes utilizar un gorro para el baño, y una mascarilla que ayude a reparar los daños, tanto del cloro como del sol. Y, si todo ello lo combinas con otros cuidados capilares especiales para el verano, ayudarás a que luzca sano durante esta época del año.
Cómo afecta el cloro de la piscina a la piel
No hay que olvidar que el cloro también resulta dañino para la piel, ya que deteriora el manto graso protector, dejándola reseca. Por eso es tan importante ducharse al salir de la piscina, aplicar protector solar después del baño y crema hidratante a la vuelta, en casa.
Con todos estos consejos puedes disfrutar de ese chapuzón en el agua y sobrellevar las altas temperaturas.
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