Guisantes con jugo de sus vainas y mejillón
Un delicioso plato, con un gran valor nutricional, que combina el sabor dulce de los guisantes con el potente sabor a mar de los mejillones
25 de abril de 2018
Ingredientes
- 1 kg de guisantes tiernos con sus vainas
- 1 kg de mejillones
- ½ cebolla
- 1 puerro (uno)
- 1 vaso de agua
- un ramillete de perejil
- 10 g de aceite de oliva virgen extra
- dados de pan tostado
- un puñado pequeño de nueces
Preparación
- Guisantes. Pela los guisantes de las vainas, escáldalos, retírales la piel y reserva. Escalda las vainas en agua hirviendo 1 minuto, y enfría en agua con hielo. Pasa las vainas hervidas por la licuadora.
- Mejillones. Cocina en una cacerola las verduras ligeramente sofritas, añade los mejillones y el agua. Cuece hasta que se abran. Reposa y cuela por un filtro fino. Reserva el caldo y los mejillones.
- Sopa de vainas y mejillón. Mezcla 200 g de caldo de mejillón y 200 g de licuado de vainas. Acaba con el aceite. Tiene que quedar una sopa fina.
- Emplatado. Dispón los guisantes templados en el plato y moja con la sopa de vainas y mejillones. Termina el plato poniendo unos puntos de mejillón, las nueces y los dados de pan tostado.
¿Sabías que…
- Los guisantes crudos tienen un cierto sabor dulce. Yo no me lo creía, hasta que un cocinero llamado Joxean Eizmendi me llevó hasta una guisantera y me dijo: "Compruébalo tú mismo". Los probé, ¡como para no hacerlo! ¡Los cocineros son muy insistentes! Estaban muy, muy ricos.
- Si tienes el hierro bajo y la carne se te hace bola, siempre
puedes comer un plato de berberechos o de mejillones. Eso te vendrá muy bien para rellenar los depósitos de ese metal.
- Los puerros son agua, fibra, minerales y vitaminas. No tienen nada malo. Cuando están pochados a fuego lento les ocurre como a las cebollas: caramelizan.
- Todos los frutos secos "en crudo" son muy saludables, pero las nueces en esto se llevan la palma, gracias a sus efectos protectores sobre el corazón y los grandes vasos. Esto es: si quieres tener un corazón de 10 desde pequeño, tómate un puñadito varias veces por semana. Has de tener, eso sí, al menos cinco años para no atragantarte.
- Si el pan que comes está hecho con una buena harina integral, mejor que mejor. El salvado y el germen de trigo encierran tesoros de vitaminas, minerales y fibra.
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