El pan es un alimento básico en muchas dietas alrededor del mundo. Existen numerosas variedades, tostado, fresco o integral, pero una duda muy frecuente que surge a la hora de elegir es: ¿qué tipo de pan es el más sano?

Los especialistas de Endocrinología y Nutrición del Centro Médico Quirónsalud Tres CantosEste enlace se abrirá en una ventana nueva y el Hospital Universitario Quirónsalud MadridEste enlace se abrirá en una ventana nueva nos explican que, si bien es cierto que tanto el pan tostado como el pan fresco tienen sus beneficios, también es importante conocer ciertas recomendaciones y precauciones en el momento de consumirlos.

En este artículo analizamos las diferencias entre ambos panes y sus efectos positivos para la salud.

Características del pan fresco y el pan tostado

El pan fresco es el resultado de la mezcla de harina, agua, levadura y sal, que se amasa y hornea para obtener una textura esponjosa y una miga tierna. En cambio, el pan tostado, como biscotes, picos o colines, pasa por un proceso térmico que elimina parte del contenido de agua, haciendo que la textura sea crujiente y dorada.

Entre las principales diferencias de estos tipos de panes:

  • Contenido de agua. El pan clásico tiene una mayor cantidad de humedad. Esto influye en la textura, siendo más tierna en el pan fresco, y crujiente en el tostado.
  • Concentración de nutrientes como hidratos de carbono. Al perder agua, el pan tostado presenta una mayor concentración de calorías y nutrientes por el mismo peso de pan fresco. Pero los ingredientes y los nutrientes son los mismos. Los especialistas señalan que "si queremos aportar la misma energía que con un pan fresco, deberemos de reducir la cantidad de pan tostado que queramos tomar".
  • Conservación. El pan tostado dura más tiempo sin perder su textura ni estropearse.

Beneficios del pan tostado

El consumo de este tipo de pan puede proporcionar ciertas ventajas:

¿Pan tostado o pan fresco? Descubre cuál es más saludable¿Pan tostado o pan fresco? Descubre cuál es más saludable

  • Mayor saciedad. Su textura crujiente obliga a masticar más, prolongando el tiempo de ingesta y ayudando al control del apetito. "Al emplear más tiempo en la masticación, aumenta la sensación de saciedad, ya que esta sensación llega al cerebro después de un tiempo de comenzar a comer", apuntan los nutricionistas.
  • Aumento del gasto calórico. Como los hidratos de carbono desecados no son tan fáciles de digerir, se queman más calorías durante este proceso y, además, proporciona energía de forma más gradual.
  • Ideal para dietas. Al comer más despacio y generar mayor saciedad, el pan tostado puede contribuir a la pérdida de peso o controlar las porciones.
  • Sin riesgo de colesterol alto. Tanto el pan fresco como el tostado son opciones adecuadas para mantener los niveles de colesterol bajo control.
  • Más duradero. Como mantiene su textura más tiempo, resulta útil a personas que no pueden o no quieren comprar pan a diario.

Precauciones con el consumo de pan tostado

A pesar de las ventajas de este tipo de pan, hay que tener en cuenta algunos de sus inconvenientes. Por un lado, es importante limitar su consumo en el caso de niños y personas con hipertensión o problemas renales, ya que contiene más sal que el pan tradicional.

También puede tener una mayor proporción de azúcares, grasas y conservantes, lo que hace más complicado moderar su consumo. En este sentido, ciertas variedades pueden contener grasa adicional, por lo que nuestros expertos aconsejan siempre comprobar el etiquetado antes de comprarlo.

Consejos para un consumo saludable de pan tostado

Para aprovechar al máximo sus beneficios, sigue las recomendaciones de nuestros especialistas:

  • Opta por pan integral en lugar de pan blanco para aumentar el aporte de fibra y mejorar el tránsito intestinal. Además de mejorar la saciedad, la fibra ayuda a prevenir el estreñimiento o la hinchazón.
  • Tuesta el pan fresco en casa, así te beneficias de sus propiedades al mismo tiempo que lo disfrutas caliente.
  • Lee las etiquetas para elegir la opción más adecuada.

En definitiva, tanto el pan tostado como el pan fresco tienen sus ventajas y desventajas. Si buscas una opción práctica y crujiente, el primero puede ser una buena elección, siempre que revises su etiquetado y lo consumas con moderación. Pero, si prefieres que sea más natural y sin aditivos, el pan fresco sigue siendo una excelente alternativa. La clave está en el equilibrio y la elección de productos de calidad que se adapten a ti.

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