¿A menudo sientes el abdomen hinchado, gases y otros problemas digestivos? Estos síntomas podrían ser indicio de SIBO, una enfermedad causada por la acumulación de bacterias en el intestino delgado, aunque en realidad deberían estar en el colon. La dieta, el ejercicio y otros hábitos saludables pueden convertirse en aliados durante el tratamiento, o todo lo contrario, intensificando las molestias intestinales.

Para saber cómo prevenir este trastorno intestinal, hemos acudido a la consulta de Juan Antonio Casellas Valde, jefe de servicio de la Unidad Digestiva de Endoscopia Avanzada y especialista en Aparato Digestivo del Centro Médico Quirónsalud AlicanteEste enlace se abrirá en una ventana nueva y el Hospital Quirónsalud TorreviejaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien nos da las claves para mejorar las digestiones en el SIBO.

¿Tienes SIBO? Señales que no puedes ignorar

SIBO significa sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. En otras palabras, las bacterias que deberían estar en el colon acaban multiplicándose en el intestino delgado y causando estragos en la digestión.

Normalmente, el cuerpo mantiene el equilibrio de bacterias gracias al ácido del estómago, las enzimas del páncreas y otros movimientos intestinales. Sin embargo, en algunos casos se produce este aumento excesivo de bacterias donde no deben, causando problemas de absorción.

Dieta para SIBO: así influye en la salud digestiva

Las personas con SIBO suelen manifestar las siguientes molestias:

  • Abdomen hinchado o abultado todo el tiempo.
  • Diarrea frecuente sin razón aparente.
  • Dolor en la zona del abdomen.
  • Gases excesivos.
  • Sensación de estar lleno con muy poca comida.
  • Pérdida de peso o carencias de nutrientes.
  • Fatiga y debilidad inexplicables.

En caso de detectar estos efectos del SIBO, es conveniente acudir a consulta con el especialista en Aparato Digestivo para diagnosticarlo y tratarlo.

¿La alimentación influye en el SIBO?

Sí, de hecho, es una parte fundamental del tratamiento. Por lo general, prescribimos antibióticos durante un par de semanas. Pero deben ir acompañados por una alimentación baja en carbohidratos fermentables, más conocidos por las siglas en inglés FODMAP. Esta combinación nos ayudará a seguir disminuyendo las molestias intestinales.

Además, hay alimentos que no están indicados para las personas con SIBO, ya que pueden empeorar esta afección, y, en cambio, otros resultan muy beneficiosos. Por esta razón, es importante conocer qué se debe comer o no.

Otras medidas para evitar problemas de digestión son seguir una dieta con alto aporte de fibra y optar por comidas que no sean demasiado pesadas.

¿Qué son los FODMAP y por qué debes evitarlos en la dieta del SIBO?

Estas siglas en inglés hacen referencia a diversos carbohidratos fermentables que podemos encontrar en alimentos habituales como la leche, el arroz o ciertas frutas y verduras. Su consumo puede agravar los problemas del SIBO, por lo que es aconsejable moderarlos o eliminarlos en la dieta.

Como ejemplos de alimentos que pueden contener FODMAP y, por tanto, no se recomiendan en la nutrición de personas con SIBO, destacan:

  • Trigo
  • Cebolla
  • Ajo
  • Leche, queso y otros productos lácteos
  • Frutas
  • Miel
  • Edulcorantes artificiales
  • Ciertas frutas
  • Pan, pasta o arroz por su contenido en almidones que pueden fermentarse
  • Cereales integrales, legumbres y ciertas verduras que son ricos en fibra insoluble
  • Alimentos con alto contenido en azúcares fermentables, que son fructosa, lactosa y sorbitol

Los FODMAPs se clasifican en oligosacáridos; disacáridos, como la lactosa; monosacáridos, por ejemplo, la fructosa; y polioles.

¿Qué puedes comer sin problemas?

A la hora de preparar un menú seguro para el SIBO se deben incluir alimentos que contengan menos carbohidratos fermentables, como:

  • Frutas seguras. Piña, plátano, kiwi, fresas, frambuesas o clementinas.
  • Verduras permitidas. Tomate, calabacín, espinaca, berenjena y zanahoria.
  • Proteínas adecuadas. Carnes no procesadas, pescados y huevos.
  • Cereales y tubérculos que sí se pueden consumir con el SIBO. Avena, quinoa, arroz, patata, pasta que no tenga gluten, harina de maíz, trigo sarraceno y mijo.
  • Bebidas seguras. Leche de almendra o de coco, té y agua.
  • Frutos secos. Nueces y semillas de chía.
  • Aceites vegetales. Se pueden consumir todos, además de margarina o mantequilla.
  • Endulzantes seguros. Estevia, dextrosa, sacarina y siropes de arce o arroz.

Probióticos para el SIBO, ¿sí o no?

Algunos pueden ayudar a repoblar las bacterias buenas para el intestino, eliminar el sobrecimiento de las que no son adecuadas y contribuir al cuidado de la microbiota. Pero no sirve cualquier probiótico, así que es mejor consultarlo antes con los especialistas.

Otras estrategias para prevenir el SIBO son dormir bien, hacer ejercicio regularmente, disminuir el estrés y evitar los antibióticos a menos que sean realmente necesarios. Todo ello sumado a una alimentación rica en fibra, baja en FODMAPs, y comidas menos pesadas.

Cómo afecta el exceso de bacterias intestinales a la salud

El SIBO no es solo una molestia digestiva, también puede influir en la absorción de nutrientes esenciales:

  • Grasas. Puede causar heces grasas. Esto ocurre porque las bacterias descomponen las sales biliares.
  • Vitamina B12. Puede llevar a anemia y otros efectos sobre el sistema nervioso.
  • Vitaminas A, D, E y K y ácido fólico. Puede dar lugar a trastornos neurológicos o de coagulación.
  • Hidratos de carbono y proteínas. Puede provocar flatulencias, ya que las bacterias se encargan de fermentar estos carbohidratos que no se absorben debido al deterioro de la mucosa.

Todos estos problemas de malabsorción están causados por las toxinas que liberan las bacterias y que producen un deterioro de la mucosa. Para evitar que esto derive en deficiencias nutricionales, es fundamental diagnosticar el SIBO en consulta y, en caso positivo, comenzar con la toma de antibióticos y un cambio de hábitos.

Si crees que puedes tener SIBO, lo mejor es acudir a un profesionalEste enlace se abrirá en una ventana nueva para que te guíe en el tratamiento adecuado. ¡Tu salud intestinal te lo agradecerá!

Orientador de salud personal

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